Aquí os presento uno de mis reciclófonos más queridos. Está construido con elementos desechados, el cuerpo es una lata de cacahuetes y el mastil, de una madera que encontré en el contenedor. Como clavijas me las arreglé con un par de alcayatas a las que ato las cuerdas. En su segunda fase lo he electrificado con el altavoz de un teléfono móvil lo que le da una distorsión cuando tocas enérgicamente que resulta muy rítmica, muy a lo Jouhikko, que me encanta.
És interessant la clonació de la matèria inert. Sona estranya, com un hindú a 120 volts davall l'aigua del Ganges. En fi, et seguirem els passos des de l'horta. Ara has de posar-li veu a les melodies.
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